Desplomando paredes

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Relatos de Musicoterapia Hospitalaria

Muchas horas, muchos días, muchas semanas… entre las mismas cuatro paredes. Recibiendo diagnósticos, tratamientos y pinchazos, intervenciones y vendajes, con el cuerpo y el alma maltrechos…

Entra la música, y se conecta con la morriña, se echa de menos la tierra y las raíces, amigos y familiares que están lejos. A través de canciones populares se encienden corazones y miradas, la nostalgia se hace fuerza, como el árbol que conecta con la tierra que le nutre. Las paredes se desploman y se respira el monte, el musgo, el aire fresco.

Hablamos del cáncer, de los largos tratamientos, de la frustración de pasar tantas veces por el quirófano, el tedio y el hartazgo… Tocamos juntos, y lo que parecía depresión surge como enfado, y el pandero canaliza el desahogo. El hastío tapaba la profunda fuerza de la rabia…. Que se vacía con la improvisación musical, dejando un hueco a la esperanza.

Cantamos a Machín y a Nino Bravo, Antonio Molina, Julio Iglesias y Los Panchos… las paredes se desploman, las arrugas y las canas desaparecen, estamos cincuenta años atrás, en un guateque o en la plaza del pueblo. Los ojos brillan, el gesto rejuvenece, el repertorio personal conecta con la propia vitalidad.

¿Y el dolor? Cirugías, cateterismos, oxígeno, vías… Gestos contraídos, rictus tensos, heridas abiertas en el cuerpo y el alma. Guitarra, voz y tambor oceánico crean paisajes sonoros sedantes. Las paredes se desploman y estamos junto al mar. Las gaviotas suben y bajan, olemos el salitre y nos mecemos en el vaivén de las olas. De ellas emerge la emoción, las lágrimas asoman, el dolor y la tensión se aflojan… una tregua, al fin.

Cuánta intensidad a pesar de la brevedad de las sesiones… Cuantas miradas y gestos quedan impregnados en la piel de las musicoterapeutas… Gracias a todas y cada una de las personas atendidas.

Berta Pérez
www.musicoterapiaymaternidad.es

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